Después de algún tiempo sigo sin entender cómo llegar al final de una discusión sin que nadie salga herido, Hasta que te conocí y entendí que a veces no hace faltar hablar y que mejor es así. Dejar que el silencio trabaje su dulce magia.
Palabras rápidas, vengativas, violentas, toscas.
No hace falta de que hables ni que me expliques,
Yo sé lo que dices,
Duele pero sé que es verdad
No me expliques mas no me des más razones,
Conozco cada miríada cada movimiento tan bien,
Con el brillo de la lámpara y reflejos
de las ventanas empañadas del calor. El silenció
trabaja su cálida magia.
Mi cabeza me da vueltas,
Mis ojos están mas cerrados que lo usual y me cuerpo está en el aire,
Mis labios murmuran, pequeñas palabras en forma de pregunta.
Tú respondes con susurros a mi odio
Mi cuerpo analiza lo dicho y paraliza mi mente mi pecho late tan fuerte que
mi medió no me permite
expresarme.
Mientras tus labios acarician mi cuello,
Gritas lo frio, la adrenalina, el vacio,
tu medio del momento
Siento el espacio entre mis sentimientos y tu ira,
Gritas con furia cosas que no sientes,
Mis razones se agotan y reclamo tu ira,
Tus labios se toman el atrevimiento de acariciar cada centímetro de mí,
Tiemblo sin pensar, sin confesar,
A pesar de sigo sin decir una palabra se que sientes el amor,
El calor de tu piel contra la mía,
Y resulta que en el silencio
confiesas todo sin decir absolutamente nada.
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